El senderismo, por supuesto, es muy divertido y maravilloso, pero puedes aprovecharlo mucho más si realmente sabes a dónde te diriges, y eso significa que también eliminas el peligro de terminar perdido en las montañas. No siempre puedes confiar en tus instintos, por lo que una buena brújula, un mapa de la zona y la capacidad de usarlos adecuadamente son excelentes habilidades para cualquiera que salga de excursión. Por supuesto, puedes comprar un GPS, pero recuerda que las baterías no duran para siempre, y también se rompen: nada reemplaza tener algunos conocimientos básicos de lectura de mapas y orientación.
¿Que necesitas?
Antes de salir, debes asegurarte de tener los mapas correctos para el área que cubrirás e, idealmente, las versiones más actualizadas, ya que siempre algunas características cambian.
Además, ciertamente necesitarás una buena brújula. Las brújulas de orientación que puedes comprar en tiendas de camping son ideales, con una base rectangular y marcas que te ayudan a medir con precisión en el mapa. También lleva un reloj y un bolígrafo o lápiz, así como una linterna, para que puedas leer el mapa si te atrapa la noche.
Vale la pena comprar un estuche para mapas transparente e impermeable que te permitirá consultar fácilmente el mapa y la brújula en caso de lluvia y mal tiempo, que es probablemente cuando más lo necesites.
Estos consejos no son más que conceptos básicos. Para obtener más información, hay una serie de libros o buenos cursos que vale la pena investigar.
Lo básico de la lectura de mapas
El mapa es una representación reducida de lo que está en el suelo, con todas las características, ya sea en una escala de 1: 25,000 (1cm = 250 metros) o 1: 50,000 (1cm = 500 metros). Lo más importante de estos mapas son las curvas de nivel, es decir los contornos del suelo: son líneas o anillos que conectan puntos que comparten la misma elevación y nunca se cortan. Cuanto más empinada es una colina, más cerca están los anillos de contorno, por el contrario si éstos están separados, la elevación cambia lentamente, lo que indica una pendiente suave. Y debes recordar siempre que los mapas indican en su parte superior cual es el Norte.
El mapa también muestra otras características, como por ejemplo iglesias u otras construcciones, que puedes identificar siguiendo el código de leyendas del mapa. Estas leyendas pueden darte, además, numerosas pistas, por ejemplo el código de colores: el verde normalmente indica una vegetación densa, las áreas más claras o incoloras sugieren un terreno más abierto y el azul señala los ríos, arroyos y lagos.
Con esas características, debería resultarte fácil relacionar lo que ves en el suelo con lo que muestra el mapa, una vez que alinees el mapa correctamente para que las características que veas coincidan con la posición de las que están en el papel. Desde allí puedes descubrir tu posición en el mapa con bastante facilidad.
Los fundamentos de usar una brújula
En una brújula, la aguja siempre apuntará hacia el Norte magnético, y esta cualidad te permite usarla para encontrar tu camino en conjunto con un mapa. Si, por ejemplo, estás en un camino que se bifurca, pero sin signos, puedes usar la brújula para alinear el mapa, y desde allí ver qué camino debes seguir.
Una brújula también te permitirá seguir un rumbo en tu caminata, que no es tan complejo como parece. Una vez que hayas establecido tu ubicación actual en el mapa, que puedes denominar «punto A», debes mirar en la brújula a qué lugar o «punto B» quieres llegar. Sin descuidar ni perder de vista el punto B, debes girar la brújula hasta que la punta imantada, que generalmente es de color rojo, y la cola de la misma, logren coincidir exactamente en la misma marca del norte del meridiano de la brújula. Así leeremos el rumbo en grados.
Pruébalo primero en un terreno familiar para sentirte cómodo antes de confiar en este sistema para encontrar tu camino. Y disfruta así al máximo del senderismo!